lunes, 30 de agosto de 2010

Fundamentalismos

Fundamentalismos

Para Maricarmen

I

Tiro las cenizas en tus piernas,

me obligas a lamer los restos

y tus ojos me golpean la nuca.

Cundo duermas a mi lado

te reclamaré las quemaduras.

II

Háblame de ti

del lugar donde tengo que amarte,

donde tienes que amarme.

Háblame y espera a que mi sangre cambie

que se vuelva justa y necesaria como tu piel y el pan.

Si quieres que te escuche

pégate a mi cuerpo como el frío a la ventana

y vacía el mundo de los muebles, de los puentes,

de los edificios, las montañas, los libros y las carreteras.

Cuando todo sea un desierto me dejarás entrar.

III

Los dos nacimos sobre el polvo,

anudamos nuestros cuerpos como resurrectos sin eucaristía.

Exigimos la mentira airosa de la imagen y la semejanza,

de la eternidad de la ceniza sobre nuestras piernas.

Ambos esperamos la promesa de una huella,

de algún rastro funebre distinto de las tumbas,

ajeno a los altares del regreso.

Cuando bebimos el credo de las máscaras,

gesticulamos el hambre que hacía falta

para degollar las reses de nuestra furia juntos.

Moriremos en lo áspero de nuestras convicciones:

Yo como un espejo soberano de lo que se pudre;

y tú sin la extrañeza bautizmal

de una palabra segura sobre el labio.

Fuimos siempre una de esas guerras sin trincheras.

Primer atentado poético




cartel: Rodolfo Sousa
enemigonatural.tumbler.com
naturalezamuertaconpayaso.blogspot.com

sábado, 21 de agosto de 2010

Rumbos

No voy a ceder de nuevo

a las voces inauditas de mi condición de plastilina o barro,

a la languidez daltónica de los perros policía,

ni a la dura fiebre torturada en la boca de los otros,

en los sapos que envenenan nuestra convivencia.

No voy a ceder a los barrotes de postura y paja vieja;

la imparcialidad me agobia con su polvo

en mi jaula de pequeño hombre, de pequeña vida delirante.


No voy a ceder a las apuestas de mi educación universitaria,

ni a las ilusiones obligadas de una profesión televisiva,

de una procesión sobrevaluada.

Desnudez y fama son premisas de una frente sin augurios,

de una vida equilibrada en la cita a pie de página

que nos brinda la costumbre.

Se me han ocurrido la prosa, la espada y la metáfora,

la insolencia de una máscara elegante

que se cuelga en los muros de mi conversación.


Se me ha ocurrido que algún día nos embista un día

y resistir

y salirme de mi casa y caminar las eclosiones de otras vidas;

o clavar la vestimenta diaria, la fractura,

a la espalda de un ahogado que se vaya por el mundo

recordando la futilidad del flote,

arrastrando las monedas de la corrosión y el óxido,

y las cambie por poemas de la herrumbre,

o postales cercenadas en la luz redirigida

de un cielo contaminado.


No voy a ceder de nuevo a las ofertas

perniciosas de la sencillez y la pornografía:

he firmado los contratos de una calavera azul,

la tatué sobre mi pecho, le vendé los ojos,

y mi corazón late las cláusulas de la ceguera.

He aprendido a deletrear mis vísceras,

a escribirlas en el pizarrón del caos; a pastar las consecuencias

como vaca ignorante del tráfico en las carreteras.


He aprendido a enumerar mis desatinos,

a enmarcar las tachaduras en mis cálculos

a pisar las olas firmes del naufragio

y me aferro a la profundidad

que deforma las premonciones de mi juventud

y de mi paranoia..

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